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Uno en un millón Para progresar en la vida el hombre debe tener inteligencia, tenacidad, instrucción y muchos atributos parecidos. Pero para destacarse entre sus pares y dejar una marca indeleble a su paso por esta vida, debe tener ingenio y poseer la magia de la creatividad.- El hombre que llega a ser uno en un millón y ser el número uno en algo, debe desarrollar la inventiva y atreverse a dejarse guiar por el sentido de la percepción y la intuición. Atreverse a soñar y a despertar para poner manos a la obra y dar todo de sí mismo para hacer realidad sus anhelos. “Si un hombre lo hizo, cualquier hombre lo puede repetir”
La Casita de Nosotros A la casa la abraza la hermosura, de recuerdos escondidos entre las plantas y de cuántas anécdotas vividas. Algunas muy lloradas y otras cantadas. Existe en el fondo del terreno; Lo que antes había sido la otra casa, Una marca, un piso de cemento; Son las marcas del tiempo que inexorablemente pasa. Muchas veces, al caer la tarde; Simulo ir para regar la huerta, Y recorro con la vista aquel lugar donde antes; Reinaba el calor de hogar; Había sabor a fiesta. Como barco en la tormenta era la casa; De madera y el techo era de chapas; Aquí era la cocina, allí las camas; Y hoy la palta con sus ramas; Y gorriones en jolgorio; Crecen en lo que otrora Fuera nuestro dormitorio. ¡Si habrá aguantado temporales! Al techo medio precario Que cubría cada ambiente ayudado por mi esposa Sellamos con brea caliente. Hoy vivimos en la otra casa; De material, techo de losa; Grande el comedor, cómodo el baño; Es más s
En el Silencio En el silencio se escucha los sonidos de tu mente. En el silencio caminan agazapados y se escurren entre las sombras los pensamientos más sórdidos. Cuando el oído descansa se levanta el telón en la mente y en el más completo silencio comienza a desarrollarse la escena que representa aquellas cosas ocultas que nadie sabe; que nadie vio y que ninguno imagina. Allí y sin ningún ruido sos héroe, ladrón,  santo y asesino, bueno y malo. Si el silencio lo produce la apacible noche en que descansa el cuerpo; tras la ausencia de sonidos viene el sueño y participas de repente en forma activa en tus pensamientos. Tu espíritu se levanta del lecho y camina, salta, corre, habla o grita, llora o ríe, y hasta se cae y también muere. Pero todo se realiza en el más completo silencio. Muchas veces algún ruido proveniente de la casa o de la calle agrega; de una forma incomprensible; secuencias que toman cuerpo inmediatamente en la escena de turno. Pero el silencio mism
Relatividad Psíquica La teoría de la relatividad psíquica del hombre observa una estricta relación entre el desenvolvimiento de cada uno; su vocación, su arte, su música. Todos los seres guardan relación absoluta entre sí y con el universo (pasando por la naturaleza de este mundo). Así el hombre se encuentra en el universo como observador, como observado, como representante genuino de un patrón de comportamiento común con todo lo que lo rodea aún la estructura molecular de la materia de la cual forma parte. La teoría de la relatividad de Einstein deja de tener carácter de restringida cuando se sustrae el observador. La distancia no existe como distancia, ni la velocidad como tal; sólo existe energía en perfecta armonía de transformación hacia otra sustancia superior y más refinada, que nuestros ojos naturales no pueden percibir. Esto es la otra realidad paralela sobre la cual rigen leyes muy lejanas al raciocinio del mortal más inteligente.
La realidad perdida Caminando un día por un sendero observé a un costado y entre unos tupidos árboles; una gran puerta. La curiosidad me embargó por saber más. Con mucho esfuerzo llegué a ella entra zarzas y terreno cenagoso, toqué a ella fuertemente, porque quería saber qué había detrás. La puerta no era de una casa sino la de un alto y viejo paredón que rodeaba todo el predio. De repente oí alguien acercándose a mi derecha y me escondí para ver quién sería. Llegó un hombre disfrazado de vaya a saber qué y parándose al lado de la gran puerta metió su ruda mano en un hueco que había a un costado, sacó una oxidada llave. La expectativa y la curiosidad me mataban. El individuo entró y cerró tras de sí la puerta. Luego de unos minutos que parecieron siglos, el sujeto salió furtivamente, cerró, guardó la llave y se fue. Mi corazón galopaba hacia adentro y tras la puerta. Lo hice; la curiosidad ya era sobre mí una espada de damodes. Entré y estalló mi boca quedando
Las disculpas El que se disculpa la culpa admite ante otro ser y solicita de este modo la dispensación o el perdón. Esta disculpa implica que el ofensor pide la aceptación nuevamente en el rol que le cupiera ya sea como amigo, empleado o simplemente como hombre. El hombre que se disculpa hace uso de valor y el don de hombría al volver sobre sus actos y disculparse. Por otra parte el ofendido o disculpador puede o no “disculparlo” o “sacarlo de las consecuencias de la culpa” para lo cual él también requiere hacer uso de los mismos dotes de ser humano que el que se disculpa. Cuando un hombre se disculpa, no se humilla sino que, usando a un interlocutor esta diciendo al mundo que se equivocó y que lo siente en su corazón. Está ofreciéndose hombre; sino nuevo; corregido en ese aspecto en el que falló. Así el que recibió las disculpas puede no aceptarlas por no estar él mismo a la altura del honor puesto de manifiesto por el otro. Pero eso carece de importancia ya que,
Luces y destellos La diferencia de un ser humano con otro en cuanto a su disposición natural para ser más o menos receptivos a las cosas espirituales, no sugiere que los más receptivos lleguen al mundo “aprobados” por ser buenos y los otros no. Sólo que a los menos agraciados le es dados una intensidad de Luz de Cristo menor por lo que deberán esforzarse más que otros para encontrar el camino y en este trámite muchas veces llegan a ser el escollo que otros tendrán que superar para salvarse.