UN HOMBRE COMUN
Un hombre común ¿Quién alguna vez no ha querido ser el primero? - El primero a la bolita. - El primero a la pelota. - El primero en el colegio. Pero sólo le es dado conformarse con ver ganar a otros. Cuando iba a cuarto grado y estudiábamos la vida y obra de los próceres, yo adopté, en mi corazón, a uno como mi ídolo o como el ejemplo de vida. Este era San Martín. Musitaba, con ternura, de niño, las máximas que él había escrito para su hija Merceditas. Captaban toda mi atención las Campañas Libertadoras y la abnegación de este hombre. Si era realmente el "Santo de la espada". Nació en mi pecho el anhelo de ser como él. Una vez casi lloro de contento porque, tendría yo nueve años, y un muchacho de lejos me dijo: "Chau San Martín". Corrí a casa y se lo dije a mi mamá; luego de lo cual ella me cortó, un poco, el cabello… y también las patillas. Pero… aquel mensaje al “Sr. Nadie”, quizás tenía un destinatario cuando lo puse sin sobre en el hueco que había en lo a