( Mi primera leccion...)

Tony, ¿cómo es el mar?...


¿Cómo contestar a una pregunta sin respuesta comprensible?,
¿Cómo responder si se sabe que lo que uno va a decir, no será comprendido ni absorbido con la satisfacción de haber recibido una verdad como respuesta?,
¿Cómo cubrir el silencio producido por la certeza de la ignorancia mía por no saber responder adecuadamente?.
Jimi me había hecho la pregunta y yo decidí responderle a él, así que le dije: -Jimi, el mar se ve verde, un verde oscuro, se ve grande, muy grande, aquí, a pocos metros nuestros, termina el mar y comienza lo que llamamos playa, y las olas son…, no pude terminar mi tonta descripción, me estaba diciendo a mi mismo lo que ya conocía, yo mismo estaba hablando sólo para mí, porque sólo yo podía oír y ver que lo que decía era verdad, porque…¿qué habría en el escenario de Jimi?.
A veces cuando a uno le cuentan algo, un relato, un suceso o lo que sea, el que oye va imaginando la escena y si son varios los que escuchan, cada uno construye figuras diferentes de lo que escucha, porque él es distinto, su carácter es distinto, sus deseos son distintos y también son distintos los colores que pone en los personajes. Pero Jimi no sabía de formas ni colores porque para él las cosas tenían otra dimensión.
Así fue que por ese día consideré que tenía mucho que pensar y aprender de la pregunta de Jim.
Volvimos tarde a la casa, luego de hablar de muchas cosas, realmente no se podía estar un momento en silencio con él, parecía como que quisiera absorberme en tiempo y espacio, en luz y en palabras, pero yo no podía dejar de pensar en su necesidad de respuestas que se ayudasen a vivir.
Cuando llegamos estaba anocheciendo, así que, lo dejé con sus padres y volví a la playa, ahora era yo el que necesitaba respuestas.
Llegué ya de noche, al bajar hacia la orilla de la playa, en plena oscuridad, empecé a entender el por qué de la pregunta de Jim, yo era ahora el que no veía nada, pero si sabía como era el mar y todo su entorno, sabía los colores y de la armonía de las olas, la playa, el cielo y sus nubes; y en el horizonte todo se veía como pintado en un gran lienzo.
Pero ahora era de noche y el cielo estaba cubierto de nubes por lo que tampoco podía ver las estrellas.
¡Qué distinto era todo aquello a solo unas horas antes!.
Entonces sentí miedo, miedo de no poder ver lo que conocía, miedo de escuchar sin noción de la distancia que me separaba del ruido, miedo de no ver aunque tenía los ojos bien abiertos; todo lo hermoso de la playa se había esfumado en mi mente.
Pero una gran verdad ahondaba, más mi temor: el hecho, la realidad, la conciencia cabal de que el mar estaba allí, de que yo estaba allí; pero de lo que no estaba seguro era de que en aquel preciso momento estuviese solo en aquel lugar, esta idea me hizo retroceder espantado, temores de mi niñez parecían acudir a mí en forma de peludas manos intentando tomarme del cuello.
Salí del lugar con paso apresurado, no me podía permitir correr, sería demasiado para mi ego.
Esa noche pude comprender lo que Jim sentía al no poder ver lo que para los demás era obvio. Comprendí además que mi conocimiento de las cosas era limitado.
Si quiero tocar el mar, solo toco agua y mi mano queda mojada, no hay en ella color alguno, sino un hecho diferente: mi mano mojada, no puedo agarrar el ruido ni tocar las profundidades, siquiera tocar o agarrar la playa no puedo, solo toco arena y en mi mano solo tengo un puñado de arena mojada.
¡Qué poco vemos cuando miramos!.
Si Jim desde su selva de sombras indefinidas, podía creer en las cosas que no veía, ¿por qué no, nosotros que vivimos en un charco de luz?, ¿por qué este gran contraste?.
Si pudiéramos bajar a las profundidades del mar para conocerlo, recorrerlo y explorar cada precipicio, penetrar en cavernas vacías y escalar escarpadas laderas subacuáticas, si pudiéramos llevar al microscopio cada cosa desconocida que pasa ante nuestros ojos, perderíamos el precioso don de de la vista tratando de conocer todo a través de la luz que entrare por nuestros ojos.
No, no es esa la forma perfecta en sí misma para lograr respuestas claras, claras y absorbibles para todo ser humano vidente o no vidente, debe haber otra forma de absorber conocimiento que no sea solamente por medio de la imperfecta forma visual. Viéndolo desde otro ángulo podría decirse que ciego es aquel hombre que una flor solo es un adorno de florero, una lluvia es una calamidad, ve la luz como excusa para lucir sus anteojos para sol.
Ese ser es más invidente que aquel que cada mañana se levanta de su cama para vivir todo un día de sombras.
Regresé a casa de José en el último colectivo de la noche.

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